Tus pensamientos y la relación que tienes con ellos son la principal razón que te hace sentir bloqueos, estrés y soledad.

 

En nuestra sociedad, tendemos a creer que las circunstancias que nos suceden son nuestra culpa y qué si hubiéramos hecho esto o aquello estaríamos mejor.

 

Eso genera que cuando las cosas no resultan como esperamos, tendemos a culparnos a nosotros mismos. Creemos que nosotros tenemos total control sobre lo que nos pasa en nuestra vida.

 

Pero la realidad es que no lo tenemos.

 

Nadie podría haber predicho que llegaría el Covid-19, así como tampoco tienes control sobre las decisiones de los demás.

 

Lo que sí puedes controlar es cómo te relacionas tú con las situaciones externas.

 

Puedes elegir vivir tu vida con una sensación de culpa, impotencia, desespero o rabia. O puedes elegir vivirla sin resentimientos, con tranquilidad, la ayuda de tus ángeles y el bienestar que te mereces.

 

Puedes tomar el control de tus emociones y evitar que tu vida sea un ciclo repetitivo de frustraciones.

 

Puedes tomar el control de tu vida y puedes vivirla en bienestar.

 

Miles de personas lo han logrado, y para hacerlo encontrarás muchas técnicas y cursos en internet que te prometen eso.

 

El problema es que usualmente las empezamos y apenas somos constantes por una, dos o tres semanas, pero luego volvemos a nuestros hábitos de siempre, sólo que esta vez nos sentimos atrapados y culpables porque no logramos el cambio que buscábamos.

 

Es decir, no sólo no ayudan, sino que agravan nuestra sensación de impotencia.

 

Esto me pasaba a mí.

 

Yo solía despertarme en las mañanas con la mandíbula sumamente apretada y por tanto con dolor de cabeza que se pasaba a la espalda.

 

Además, tenía un dolor de estómago casi permanente y tenía que tomar medicinas para manejar todas mis dolencias.

 

Hubo un momento en el que me di cuenta que no podía seguir así y comencé a buscar soluciones.

 

Lo primero que aprendí, es que cambiarlo estaba en mis manos.

 

Empecé con un paso a la vez, buscando la ayuda necesaria para cambiar mi manera de enfrentarme con el mundo, que en ese entonces se sentía amenazante y pesado.

 

Comencé con la sanación energética arcangelical y la terapia con ángeles. Después encontré el coaching de vida.

 

¿Te imaginas abrir los ojos y saber de entrada que puedes cambiar tu experiencia del día, y que ya estás en proceso de este cambio?

 

¿Y saber también que ese aprendizaje va a contribuir en forma muy importante con tu propia salud corporal? Logras que tu cuerpo empiece también a sentir el bienestar que tanto necesitas.

 

Esta transformación la viví yo, y por eso sé que tu la puedes vivir.

 

Yo soy una persona normal que pasé por las dificultades habituales por las que muchos pasamos. Lo que cambió mi vida, fue la decisión de tomar acción y ser consistente con ella.

 

Aprendí no sólo a vivir de una forma diferente, sino también a enseñar a otras personas a hacer lo mismo.

 

No hay mejor profesor que la experiencia propia.

 

Hoy puedo enseñarte a disminuir o acabar definitivamente con las ideas amenazantes que tenemos permanentemente y que, además de asustarnos, hacen que estemos enfermos y tomando medicamentos para mil dolencias cuyo único origen es el estrés y el miedo que generamos con nuestros pensamientos.

 

Lo que yo aprendí y enseñó, es que aunque la manera de lograr nuestro bienestar no es mágica, es decir, no va a suceder de la noche a la mañana, si se puede conseguir entendiendo cómo funcionamos los seres humanos y qué es lo que hacemos para sentirnos de una u otra forma.

 

Es por tanto a través del entendimiento cómo logramos cambiar nuestros “hábitos” de pensamiento y, de esa forma, no solo transformar nuestra vida sino tener la herramienta para enfrentar nuestros próximos desafíos desde una posición más empoderada y activa a como solíamos hacerlo.

 

Si estás listo para cambiar tu vida, y tener una experiencia diferente de ahora en adelante, este coaching es para ti.

 

Y puedes empezarlo ya, ahora. Tomando acción y reservando tu primera cita en el botón de abajo.